miércoles, 21 de enero de 2009

TERRORISMO MAHOMETANO o YIHAD ISLÁMICA

21-01-09 - TEATRO CRÍTICO (Oviedo TV), sobre la distinción entre Terrorismo y Guerra

La «guerra» es característica y propia de la civilización. Al «terrorismo» habría que distinguirlo igualmente. Una sociedad siempre se establece, o en la parte activa, la terrorista, o en la pasiva, la aterrorizada. Sin esa relación, aunque haya mucha violencia, no hay terrorismo. Puede haber violencia sin terrorismo, como sucedió a la secta del Templo del Sol, donde quedaron masacradas 800 personas; pero no es terrorismo, son otras patologías. Hay cuatro características del terrorismo, dos de la parte activa y dos de la pasiva. Desde el lado activo, el grupo terrorista debe dejar la marca o el mensaje. Y debe ser recurrente. Si no, no hay diálogo del terror, no se moldea, no se educa al aterrorizado. El llamado terrorismo de Estado, de hecho, no es tal. Del GAL se supo todo sólo por la incompetencia de los que lo hicieron. Lo que hicieron era asesinatos de Estado, pero no terrorismo. La agresión debe ser abierta, debe poder repetirse indefinidamente, ya que sólo así educa. Por eso, los actos puntuales, no son terroristas. Ni siquiera el asesino en serie es terrorista, pues la serie la establece la policía; él no quiere que se sepa, ni que las víctimas lo sepan. Desde el lado pasivo, es necesario que se produzca una sorpresa aleatoria: ésa es la fuente del terror. Seguido de la huída (si no hay huída, no hay terrorismo; hay «guerra»). De ahí que todos digan: ¿por qué?, ¿por qué? Todos saben porqué, pero expresan así la sorpresa. No es terrorismo lo que hacía la Inquisición, pues era público, previsible y además de acuerdo a unas leyes. Pero lo más importante: es necesaria la complicidad de la parte aterrorizada. A veces llega a ser tal, que el terrorismo no es necesario. Los vikingos montaban tales destrozos, que los lugareños les entregaban de entrada las cosas a fin de que no los destrozaran demasiado. O como el empresario que paga a ETA sin decirlo a nadie. Al cabo de un tiempo, por su propia autojustificación, se acaba creyendo las razones de la “banda” y se hace a sus prácticas; es decir, se crean condiciones para que la sociedad establezca relaciones de complicidad con el terrorismo. Qué decir, cuando son las mismas fuerzas de seguridad de un Estado, las que avisan a los propios terroristas sobre eventuales redadas. Al Qaeda es de alguna manera un Estado, sea Afganistán o el que sea; y de ahí que pueda catalogarse como «guerra». En algunos sitios matan a 200 y nadie hace nada: son cómplices; en otros, por cada 1 que cae, en la respuesta caen 200: no quieren ser cómplices. Si en algunas zonas se mantiene, de momento, la idea de «lucha contra el terrorismo» es, simplemente, para evitar males mayores (por prudencia política), un eufemismo; ya que, de otro modo, habría que declarar la guerra abierta… con eventuales mayores consecuencias. Pero en realidad es y será «guerra».

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