sábado, 25 de julio de 2009

EL TRIUNFO DE LOS PARTIDOS NAZIS EUROPEOS: LA EUROPA DE LOS PUEBLOS

Los políticos europeos presumen de que tienen 375 millones de votantes potenciales; sin embargo, los resultados en las distintas elecciones nacionales revelan que de 375 millones… «nanai de la china». El interés que despierta Europa es más bien escaso o nulo. ¿Realmente a los europeos les da lo mismo Europa…? Quizás no sea así; pero lo que es verdad es que hay un divorcio entre las clases dirigentes que están por el europeísmo y luego las masas de votantes que no están por la labor… Aquí ya se pone de manifiesto y en tela de juicio una contradicción, a saber: ¿qué es Europa…? ¿Es una unidad política; una unidad geográfica…? Europa es un mito…, hija de un dios griego que se llamaba Zeus, después de provocarle un embarazo (probablemente no deseado... o al menos no previsto) a una doncella que dio pocas cuentas a sus padres… y que, de conformidad con alguna miembra de algún ministerio, no era un ser humano; aunque sí un ser vivo.
Los griegos, sin duda, fueron los primeros que tuvieron una conciencia de Europa como un territorio geográfico; opuesto a Asia y opuesto a Libia; es el mapa de Anaximandro, que luego movió el Magno Alejandro, &c. Ya los propios griegos discutían… si tal cosa era una unidad atributiva o distributiva; si formaba parte de Asia o no (Herodoto diría que forma parte de Asia; pero Estrabón diría lo contrario). Esto se sigue desarrollando a lo largo de la historia: con el imperio romano, Carlomagno, &c. Son intentos de dar unidad política a esa unidad, también discutida y discutible, geográfica… que más o menos está clara: delimita al sur con África, al norte con el océano ártico, al oeste con el atlántico… y es en el este donde tiene esa frontera más difusa con los Urales, el mar Caspio, &c. Pues bien, se trata de que a esa unidad geográfica, más o menos delimitada por la tradición, el intento de darle una unidad política, donde conviven diferentes etnias, diferentes razas, diferentes naciones, diferentes estados políticos… por ejemplo, la de Carlomagno, la propia España, a través de Laguna y Carlos V (I de España), con Flandes y con toda la actividad de los españoles en las actuales Bélgica y Holanda… A lo largo de toda la historia, siempre ha habido un intento, una voluntad, por parte de algunas naciones, de darle unidad política a esa unidad geográfica. Con esto llegamos al hoy más actual; al cómo, esa unidad europea, nos llega en el presente; a las sociedades políticas, a las naciones políticas emergidas de la gran revolución francesa. Después de la revolución, pues llega Napoleón, después Adolfo Hitler, &c.
Habría que sacar a colación una encuesta reciente en la prensa española, según la cual el 65% de los españoles están muy poco interesados en las elecciones europeas. También es cierto, que se dice, que para un 48% es una suerte para ellos «estar en Europa». ¿Qué ocurre? Pues que se entiende Europa como la “Unión Europea” (Noruega, por ejemplo, no está). Probablemente, los votantes de las naciones políticas «realmente existentes» dentro de la Unión Europea (no las configuradas por delirios míticos), votan hacia el Parlamento Europeo pensando en sus propios problemas nacionales; exacerbando los propios problemas que hay en cada sitio. Ahora bien, ese Parlamento Europeo, ¿de qué es expresión; de qué tipo de Europa intentan hacerse representantes los parlamentarios europeos…? ¿Son simplemente burócratas que sólo intentan mantener su posición de privilegio…? Sin duda; pero la realidad no se agota en el burócrata… detrás de él hay algo más.
Puede sorprender, y de hecho sorprende, que las políticas llevadas a cabo por el llamado «Partido Nacional Socialista Obrero Alemán», abreviado generalmente como «nazi», fuesen, en realidad, el primer intento serio que hubo de unificar Europa; en el sentido de un Gran Estado, un Gran Imperio continental. Eso es lo que significa «III Reich». Como prueba de ello, tenemos un mitin del propio Hitler, en Nüremberg, en 1936, donde dice que «ir contra la unidad espiritual y racial de Europa, es un atentado contra la razón». Esto es muy importante, además de peligroso; porque supone relacionar, de manera totalmente clara, que el europeísmo, en los años 30 y 40, era sinónimo de la versión fascista alemana (incluso italiana, aunque en menor grado). Es decir: «europeísmo es fascismo». Hitler intenta unificar Europa bajo la hegemonía alemana; y la intenta unificar bajo un mito muy concreto: que es el mito de la raza aria como raza dominante de Europa… y entonces, por eso, las SS intentaron dividir a Europa en pequeñas provincias, basadas en etnias diferenciadas; como puedan ser los bretones, los bávaros, los vascones, los catalanes, &c. Y a partir de ahí, siempre bajo hegemonía alemana, configurar una Europa que llegara hasta Rusia… que llegara hasta Vladibostok (hasta el extremo oriental en el océano pacífico). Es decir, lo que los actuales partidos nazis llaman hoy: «La Europa de los Pueblos». Y es que, la Europa de los Pueblos, no es más que un mensaje “maquillado” con un lenguaje “progresista” o “democrático” tomado de la Europa de las Etnias. ¿Qué es la Europa de las Etnias…? La Europa de las Etnias era un proyecto tomado de determinados individuos, que formaban parte de las SS, que pretendían configurar el mapa basado en provincias con base étnica. De hecho, la política de Hitler, sobre todo en la Europa del Este, fue la de crear pequeños estados títeres en base a la etnia; como por ejemplo Croacia, un Estado de corte fascista, ultracatólico, en el cual mandaba un dictador que era títere de Hitler, igual pasó en Hungría, igual pasó en Bohemia o en Moravia, &c. Este tipo de política del «divide y vencerás» que hizo Alemania con Hitler fue retomada con la caída de la URSS, a finales del siglo XX, que es un factor fundamental para entender en qué tipo de Europa estamos ahora, pero ya no con el mismo componente racial, sino desde el discurso “democrático”; a excepción de los partidos nazis vascones, catalanes o gallegos, por ejemplo, donde persiste. Alemania, nada más destruirse Yugoslavia, reconoció la independencia de Eslovenia y de Croacia; y apoyó las facciones más sanguinarias en Bosnia y en Kosovo, hasta ahora… que ha vuelto a apoyar la independencia de esa provincia Serbia, de la cual nace Serbia por cierto (muy similar a cuando apoyen la independencia de Asturias). Entonces, ¿qué ocurre?
Lo que muy poca gente sabe en España, o en Portugal, o incluso en Inglaterra aunque de otra manera, que si bien geográficamente son Europa, pero han ido un poco por su cuenta, es que votar en las elecciones europeas es votar por un proyecto que, aunque ahora está bajo la hegemonía de EEUU, es históricamente heredero del proyecto de unificación europea de los nazis… con lo cual… sáquense las conclusiones. No es extraño oír, por ejemplo, a los partidos nazis del territorio español, aquello de: «España es el problema, Europa la solución». Aquí se pone de manifiesto, sale a la luz, las contradicciones entre la ideología y la realidad; Europa como ideología y Europa como realidad existente. Desde luego, la ideología, es la que viene de antiguo: la Europa sublime, Europa es el culmen de la civilización, donde está la cultura más “alta” de todo el mundo. Entonces tiene el “trabajo” o el “deber moral” de asistir a la humanidad, desde esa superioridad… que con los nazis no sólo es cultural sino también racial. Y frente a esto, ¿qué es realmente Europa…? Sin duda nada de esto; sino un mosaico, además de un gran campo de batalla como lo ha sido siempre. Un mosaico de naciones distintas. El mito de la Europa sublime lo que esconde, en realidad, es el papel “arcóntico” o imperial de Alemania (y de Francia en menor medida), el imperialismo alemán. Europa no es otra cosa que la ideología del imperialismo alemán, la ideología del imperialismo del III Reich… y no otro; apoyado por las naciones más colaboracionistas: cuando se señala a los alemanes como responsables de meter en los trenes a miles de familias para su exterminio, se olvida fácilmente que, en muchos casos, fueron los policías municipales rumanos o franceses, por ejemplo, quienes se ocupaban de llenar los trenes.

Las modulaciones de este proyecto no siempre han sido las mismas y cuando los nazis, efectivamente, después de crear todos esos gobiernos títeres y de invadir Polonia, Chequia, &c.; de hacerse con el control, digamos, de lo más rico de su alrededor y al mismo tiempo controlar a la periferia, como es España, Suecia, Finlandia, Italia… ese proyecto lo convierten en real… pero termina por ser fracasado, abortado. ¿Quién lo aborta…? Los vencedores; los vencedores de la II Guerra, es decir: EEUU, URSS, Inglaterra, Francia (que hábilmente se transforma de colaboracionista a vencedor).
Entonces, el siguiente paso, que es la reconstrucción europea, ya no es en apariencia la Europa de los nazis, es la Europa de los yanquis… y la Europa, también, de la URSS. La unidad atributiva se ha dividido y en ese momento es imposible hablar de unidad política europea (aunque nace, por otra parte, la Unión Europea). Por tanto, la cuestión más dificultosa, desde el punto de vista político, o filosófico si se quiere, es esta: ¿hasta qué punto la Europa de los EEUU tiene que ver, es análoga, continúa… o todo lo contrario, con la Europa de los nazis, el proyecto de unidad nazi…?
Habría que decir, que salvo evidentes diferencias entre ambos proyectos, pese a que sobreviva entre los grupos neo-nazis un europeísmo antiestadounidense, mientras EEUU apoya un europeísmo no-nazi, no le queda otro remedio a EEUU que apoyarse en ellos, pues los necesitan. Y por eso se apoyan en la democracia cristiana y en la socialdemocracia que, aliadas, acaban con la diferenciación entre izquierdas y derecha reales en Europa, homogeneizan las políticas en las democracias homologadas que tenemos y todo bajo la vigilancia de EEUU. ¿Qué tienen en común el proyecto nazi y el estadounidense…? Dejados aparte algunos partidos nazis que todavía persisten en la Europa de los Pueblos, lo que tienen en común es lo siguiente: que ambos proyectos se proyectan contra otro proyecto imperial… que es el de la Unión Soviética. Es decir, la existencia de la URSS es lo que hace que, tanto Hitler, como una vez derrotado Hitler, el imperio estadounidense necesite de la unidad de Europa ¿para qué…? Para avanzar hacia el este, hasta Moscú y más allá, más allá de los Urales… que es el sueño no ya de Europa sino de Eurasia (no en vano Hitler mandó expediciones al Tibet en busca del santo grial…) El hecho es que la URSS sirvió de tope a esa expansión; primero del imperialismo alemán y luego del norteamericano… que azuza de nuevo al imperialismo alemán… (Kennedy: «yo también soy berlinés»; 23-06-1963). Y lo azuza, incluso, aún habiendo ganado a los nazis, perdonando a muchos nazis. De hecho, en la República Federal alemana, continúan muchos cargos funcionariales y burocráticos del partido nazi trabajando como funcionarios de un estado democrático; integrados en el partido socialdemócrata o en la democracia cristiana, &c. e incluso muchos nazis se van a EEUU para articular la guerra fría, asuntos espaciales, guerras de galaxias, &c. La clave es la URSS.
Es decir, hay cierta continuidad. Realmente Nüremberg, los famosos procesos, no puede asegurarse que sean una pantomima… pero sí unos paños calientes. A la hora de la verdad, lo que se hace, es perdonar a los nazis. Y que Mercedes, o Bayer, o Volkswagen sigan funcionando… porque si no, no hay manera de volver a reconstruir Alemania. No obstante, la diferencia, sobre todo política, es que si los nazis estaban pensando en una Europa dominada por Alemania, en EEUU piensan en otra cosa… En EEUU estaban pensando en una federación; y de hecho estaba enfocado a eso en la Unión Europea. A una federación de naciones, en la que utópicamente estuvieran todas por igual, en pie de igualdad, &c. Durante los 60 se defiende mucho esta idea, una unión federal ¿frente a quién? Pues precisamente frente a la Unión Soviética. Pero si en un caso está basado en hechos raciales y es Alemania la que hace girar a toda Europa alrededor de su eje, en el otro caso es EEUU, de manera externa, los que imponen el camino hacia la federación. Otra cosa es que, como resultante de todo esto, cuyo proceso dura prácticamente todo el siglo XX, se observa cómo ese proceso nos lleva hasta el presente, hasta finales de siglo, donde cae la Unión Soviética… y ese peligro ya es conjurado. Y entonces, ¿asistimos al nacimiento de un nuevo modelo…; que es la Europa “de Europa”… y no ya de los nazis o EEUU…? Sus actitudes comienzan a ser distintas; oponiéndose a su mentor EEUU, por ejemplo en Irak. O iniciando maniobras en las que por un lado hablan con Putin y por otro con Bush II, jugando a dos bandas, &c. ¿Europa se está independizando de la tutela de EEUU…? Un intento de independencia es el deseo de configurar una constitución europea; primero mediante un Tratado y luego mediante una Constitución. Un absoluto fracaso, principalmente en Francia, que supuestamente es el gran aliado de Alemania; pero también en Holanda, y en Irlanda… En España, como casi nadie se entera de nada y además sobreviven todavía, subvencionados por el Estado, numerosos partidos nazis, envueltos en el mito, pues dicen que «SI»… porque se creen que Europa es la salvación de todas las desgracias.
¿Qué se esconde realmente detrás de todo esto…? Pues que, aunque la Europa de los EEUU se nos presente como un proyecto de federación, lo que esconde es otra cosa realmente… y lo hemos visto por cómo ha funcionado la Unión Europea. Lo que esconde es un proyecto de dominación. Un proyecto de dominación de las ciudades, o de las naciones, que se encuentran en torno al paralelo 50; es decir, Londres, Bruselas, París, Berlín… sobre las ciudades, o naciones, que se encuentran en torno al paralelo 40; es decir, Lisboa, Madrid, Roma, Atenas, Estambul… Es decir, lo que esconde es dar una serie de ayudas, a los más pobres, para perpetuar su situación de dependencia con respecto a las más ricas. Con lo cual queda más parecido, a través de instituciones concretas como el Fondo de Cohesión (en singular) o los Fondos Estructurales (en plural), se parece más a la Europa de los nazis… de lo que a simple vista parece.
Y ésta es la Europa de los Pueblos.



2 comentarios:

  1. Comienza mal el análisis, Europa no era la hija de Zeus, sino su amante. Esa es la primera de muchas imprecisiones, la más grave de las cuales es afrimar que los partidos neo-nazis, en general de extrema derecha y antieuropeos, serían ideologicamente cercanos a la Unión. No es lo mismo una Federación que un Imperio.

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  2. Podría admitirse la imprecisión mitológica. Algunos derivarían la paternidad hacia Agenor y otros a que fue su nieta. Los mitos es lo que tienen, podría caberles todo. En cuanto a la gravedad sobre considerar a los neo-nazis como ideológicamente más cercanos a una Unión, supondremos que Federal, distinta a una idea de Imperio, y en general de extrema derecha y anti-europeos, pues depende dónde pongamos el corte.

    Por hacer desaparecer la palabra «catolicismo» de una Constitución, no es motivo suficiente para asegurar: «España ha dejado de ser católica». De modo parecido, decir por ejemplo, que los Estados Unidos de América son una Federación, una unión de Estados, no impide atribuirles un ortograma Imperial. Son un Imperio. Tampoco a la Monarquía Hispánica se le llamaba Imperio Hispánico. Qué decir de los soviéticos; tampoco se autodefinían como Imperio; más aún, se supone que luchaban precisamente contra él.

    Si son Imperios es porque se les reconoce cierta vocación Universal; cada uno con su propia idea Imperio, su propio ortograma. Es decir, con ciertas ideas capaces de funcionar como moldes activos o programas en la conformación de unos materiales dados, en este caso otras sociedades políticas, a las cuales, o bien se las quiere “elevar”, mediante la inseminación de instituciones, idioma, &c., para que en un futuro más o menos lejano sean más o menos soberanas, y entonces podrían llamárseles Imperios Generadores; o bien no se las quiere “elevar” en absoluto, estando simplemente a disposición de la metrópoli que sólo llega allí para explotar los recursos, aportando como mucho y a ciertos individuos el idioma y poco más, en cuyo caso podrían llamárseles Imperios Depredadores.

    Es verdad que la semántica es muy importante. Pero reconocerás que está destrozada por completo. La neo-lengua impuesta impide que a las cosas se les llame por su nombre. Y así, a la «guerra», perfectamente se le puede llamar «paz», y nadie se escandaliza. O a una crisis “de caballo”, se le llame “aterrizaje suave”, “desaceleración” o cosas parecidas, y todos aplauden. Esto no es nuevo, claro; el lenguaje es de lo primero que se apoderan los que pretenden dirigir el cotarro. Pues bien, supongamos que lo que dices fuera cierto: que los nazis y sus hijuelas son de extrema-derecha, cosa discutida y discutible (Goebbels reconocía que Marx era poco menos que su padre), y anti-europeos; cercanos a una Unión, pero diferentes a un Imperio. Las preguntas serían: ¿Qué significa entonces «III Reich»…? Hasta donde conozco el idioma alemán, significa literalmente «Tercer Imperio». Y si hubieran sido tan anti-europeos, como ahora estamos suponiendo, ¿Qué tipo de Imperio querían construir…; uno que abarcara Australia o Indonesia, por ejemplo, pero no Europa…? La anexión de Austria, los tanques por Checoslovaquia, el cruce de la frontera de Polonia, la toma de París, ¿sólo eran porque pillaba de camino hacia esa Australia o Indonesia…?

    Otra cosa distinta, naturalmente, es que, en efecto, fueran anti-europeos. Lo eran; pero sólo frente a lo que suponían era aquella Europa… pues lo que querían era «su Europa». Con todos los matices que quieras… pero muy, muy, muy parecido, a lo que siguen persiguiendo… Esto viene muy bien a los colaboracionistas domésticos españoles que, lejos de ir con las cabezas rapadas, los tiempos cambian, prefieren ser vasallos de Bruselas (un eufemismo, para no nombrar la verdadera capital), a ser compañeras de viaje de Madrid (otro eufemismo para no decir «España» y sí “la roja”, “castellano”, &c.)… a la que ven como fuente de todos sus males. A estas alturas, por decir: «Europa es el problema, España la solución», te pueden llevar a la hoguera.

    Siento discrepar.

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